
Nacimientos
La llegada de los frailes franciscanos a estas tierras poblanas, no solo trajo la evangelización de los indígenas, con ellos vinieron también las tradiciones navideñas. Los nacimientos con figuras fueron fundamentales, ya que los indígenas eran especialistas en recrear estos escenarios en toda su emotividad y policromía. Elaborados en madera, barro, cerámica y otros materiales, como los observamos en Santo Tesoro Boutique, los nacimientos mexicanos se caracterizan por tener un toque pintoresco y artesanal, en ellos, con frecuencia pueden hallarse elementos particulares de la cultura indígena mexicana. A diferencia de otros “Belenes”, los nacimientos mexicanos retratan el cotidiano andar en los campos, casitas de adobe con techo de ladrillo cocido, las nopaleras, gallinas, chivos y burros, algún guajolote en la distancia, el pastorcito con su calzón de manta y huarache, impensable indumentaria en Medio Oriente. Desde la fogata con ocote y ocoxal, hasta magueyes y Cuetlaxóchitl, o Flor de Nochebuena, un reflejo de la historia, identidad y cultura del pueblo mexicano.
Al misterio se acerca el pastor con su huacal en la espalda acompañando el andar de los Reyes Magos, que en su ofrenda al Niño Jesús, traen juguetes a los niños y niñas bien portados el año anterior.
En la comunidad de Santiago Acatlán, perteneciente al municipio de Tepeaca, en nuestro estado de Puebla, elaboran estas piezas las cuales pueden ser de yeso, cerámica, resina y fibra de vidrio, pero nunca de barro, figuras que se perfeccionan cuidadosamente para proceder a decorarlas, dándoles un realismo que se disfruta desde los primeros días de diciembre y, en algunos casos, hasta la Fiesta de la Candelaria en el 2 de Febrero.
Las manos artesanas mexicanas, a lo largo del territorio nacional se especializan en dar vida a este espacio de la cotidianidad del México que permanece en el tiempo.